miércoles, 26 de julio de 2023

El desierto oscuro (Relato sin BodySwap)

Este relato es algo viejo :b paso un rato para que me animara a publicarlo pero creo que después de editarlo un poco pude darle un sentido mas acorde a la idea que tenia, lo dejare por aquí y me alejare lentamente...


Recuerdo la oscuridad del cielo recorriendo la noche <<las estrellas abrazándola>>, eran comunes de ver en el lugar de donde venia; y alrededor de ellas —siempre había oscuridad—. Recuerdo a la enorme luna mirando desde el cielo. Tan grande. Esa última vez que la vi, no lo era tanto como ahora. Dos inmensos planetas me vigilan —observan mis movimientos— a través de de la arena, viéndome caminar lento, tanto y tanto.

Abre despertado de un sueño en el que creí ser un hombre. Un alma vacía en ese horizonte inalcanzable, inacabado para muchos; un sinsentido absurdo que todos viven a diario. Desperté de ese sueño; de esa rutina que viví como todos, ese común denominador, ese hoyo, ese fin absoluto de la historia en que parecía que nada mas podría venir ya, dejado de lado como una absurda conclusión y dejado de lado junto a la marea vacía de mi mente.

Desperté como de un sueño. En un mundo que no abre visto, un mundo que no entendía.

No estaba desnudo ni descubierto, me cubría de mi vergüenza tapándome con una tibia tela de una curiosa seda que me dejaba al aire; dejaba al despecho todo mi cuerpo y podía ver por encima de ella. La luz de la luna me iluminaba enseñándome mi desnudez, cálida y sincera. Mire al cielo y había oscuridad rodeada de estrellas. Dos planetas me vigilaban observándome, uno de ellos me mentía sin despecho, mostrándose como la luna, tan fría y hermosa ante mis ojos, ambos como imponentes dioses. El mundo en el que estaba, el que aparentaba, no juzgaba ni parecía ser, solamente era, dejándome tirado entre la arena oscura, brillante, pero solo por la luz que el cielo mostraba, una sombra gigante de algo que parecía más grande que yo me veía, lo primero que parecía ser. Mis dedos posándose sobre la oscuridad de mis pies y en mi espalda que reposaba, solamente arena fría, igual al viento que sentía, la tome y esta resbalo por mis dedos, las llenas me rosaban como fuego al carbón y tiñéndome de un oscuro tan profundo parecía que el vacio consumía mis manos.

Me levante apenas, era poco lo que entendía, pero estaba ahí, sintiendo —viviendo más bien— siendo aun por mi propia voluntad un momento consecuente; no, un momento no, más bien una consecuencia de mí mismo, en soledad confusa; era solamente oscuridad.  En donde estaba lo único que veía era por la luz azul que la otra luna reflejaba, estaba solo, no había nadie ni nada, apenas un enorme lugar, lleno de arena que no era, solo oscura y frívola, alcanzaba a mirar el horizonte, y no era más que negrura.

 

Espere entonces sin más que hacer, pensé que algo pasaría, pensé que alguien llegaría y con un llamado me llevaría de la mano por el horizonte a algún lugar más allá de mi entender, espere entonces —pero no había nada que esperar— pero ahí estuve. No supe cuanto, el tiempo “era” entonces sin “ser”, pasaba diferente ha como lo entendía, todo sucedida pero no lo hacía, solamente me ocurría frente a mí.

Me levante

Harto de la idea, roto por mis esperanzas destrozadas y abatidas. Camine, fui buscando el lugar que esa arena ocultaba para mi, y camine con esa idea en mi cabeza rebotando una y otra vez, esforzándose demasiado en no desaparecer. La arena en mis pies vacios me quemaba como ninguna, pero no me importaba (incluso ahora); con el tiempo comencé a disfrutarlo; con el tiempo. Más bien con mis pasos, todo fue tornándose diferente.

Ahora entonces, que todo ha sucedido ¿es qué puedo contar de mi absurda historia? esta mi monótona travesía, viajando sin sentido y propósito.

Pues ya no hay más que contar.

He hablado de mi llegada a los horizontes hartos de arena oscura y de mis deseos de aventura, todo es amargo y duro, pero más allá, solo encontré arena y sombras, monstruos personales y soledad abrumadora, me encantaría poder describir lo que viví, mi mundo, ahora siendo esto, atrapado en mi realidad luego de un largo sueño, me encantaría, sinceramente, poder describir la belleza de este lugar, que con cada segundo me esfuerzo en ver, aun que solo sea eso lo que encuentro, arena oscura y frívola, ardiente entre mis dedos, aterradora, pero no soy quien contara la historia que viviré.

Aterrado a veces miro hacia al cielo buscando algo, pero tal vez tan solo sea mi ansiedad por encontrar. Estoy desesperado en un mundo sin cordura, sin razones de ser, y a pesar, dentro de todo; dentro de esta soledad pareciera haber algo que me encanta de ella, a pesar de que es un monstruo para mí.

Y entre esto, entre el ser y el dónde, lo que ahora sucede y en donde me encuentro ahora, todo se ha convertido en mi hogar, pues goza mi alma como ninguna, embriagada con veneno, veneno que carcome su sentir como lepra para las emociones, igual de adictiva que la más sincera de las pasiones, tan bella como la más hermosa de las mujeres. Aun viendo a esa negrura aterradora, como una inmensa criatura se atreva a desafiarme, tan gigante, con enormes tenazas y pequeños ojos, de piel porosa y dura como el acero, que me tome y me destripe, que pueda saciar tan terrible sensación, que me destruye a pedazos y termine con mi vida, si es que algún día que se atreve a rondar estos mares de oscuridad y caiga en la misma desesperación que ahora yo sufro, envuelto en muerte, no de la carne, sino de la mente. Pero esto nunca pasara, ni siquiera soy algo que pueda imaginar un así, encerrado en mi propio infierno sin nada más que solo caminar. Pero no importa que tanto ronde entre mis alucinaciones y fantasías, jamás habrá ningún sentido, solo abandone una esperanza que me torturaba mientras que mi alma creía soñar, seguramente, solo siendo una posibilidad, puede que tal vez aun no haya despertado del sueño, tal vez aun sea un hombre que quiso soñar en soledad, en un desierto negro sin nada de dolor ni sufrir, pero estaba equivocado ¡pobre hombre el que soñó conmigo! olvido que las ideas no crecen en las estrellas. Ahora soy capaz de verlo, entenderlo, ahora tan solo soy una memoria, recuerdos de algo mas, navegante sin rumbo que no para de andar en un desierto desafortunado. no importa ya. Ahora caigo en mis piernas que —tan frágiles como yo— caen derrotadas por la agonía de existir.









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