lunes, 11 de octubre de 2021

En la arena de babel (Reato sin body swap, anuncio)


 En medio de un inmenso desierto, una horda de hombres avanzaba en manada, caminando por la pálida y extensa arena.
Cien hombres y cien mujeres avanzaban a través del desierto, caminando sin descanso.
Mientras del otro lado del mismo desierto otros avanzaban junto a sus hermanos, dirigiéndose hacia ellos, cien hombres o quizás más. Y uno de ellos, el más fornido e inmenso iba frente a todos, quien avanzaba tan rápido como cada uno de sus hombres, todos ellos portaban un arma, espadas, lanzas, bastones largos y algunos incluso, algunos de ellos tenían armaduras de cuero que les cubría y el hombre que iba frente a ellos también portaba una, igual que sus soldados.
Frente a la primera horda de hombres iba un rey, no portaba corona ni nada de oro que mostrara su fuerza, solo era él quien los guiaba, mirando enfrente sin detenerse.
En el vasto desierto, la arena que los separaba a cada pie que caminaban se hacía menos e inevitablemente ambas hordas se encontraron, todos se detuvieron y cuando ambos hombres de enfrente se vieron, ellos hablaron.
                — Te veo aquí y ahora, rey sin pueblo, avanzas ahora desprotegido y sin lugar al que ir o al que volver, sin rumbo y sin patria, deseando encontrar el paraíso que por tanto tu gente a creído, pero a pesar de las desgracias que han pasado tu gente no se rinde, ni tu tampoco. Tan solo mira atrás tuyo rey sin reino ¿que no vez lo que ahora sufre tu gente? Caminan sin un rastro y sin un verdadero rey al que servir. Piensa en tu gente cuando te hablo y junto a mi te daré un lugar, sentado a mi derecha estarás a salvo, tú y tu gente terminaran con sus desgracias y verán un brillante atardecer.
El rey frente al gran hombre poso firme y con el pecho afuera, saco una navaja de algún bolsillo que guardaba y con esta apunto al cielo.
                — Yo, Nkidu, Pastor del pueblo que no se detiene te habla a ti, rey guerrero. Mi pueblo y yo seguiremos avanzando, nosotros por ser el pueblo que no se detiene porque lo que buscamos es más grande de lo que a ti o cualquiera de ustedes les parece, porque nuestro propósito prevalece sobre lo que a nosotros nos concierne. Y tú sabrás y entenderás que nuestras victorias aun que difíciles de alcanzar parecen no es el fruto que nosotros degustaremos, será un reino que nuestros hijos puedan engrandecer y con el por fin poder tener esa paz que a sus padres les fue negadas. Por esto te pido ahora rey guerreo, que te apartes del camino, porque mi pueblo no se detendrá y si alguno se cae el de atrás no se detendrá por que el paraíso sigue ahí esperando nuestra llegada.
Al terminar el rey sin pueblo bajo su cuchillo y lo enterró en el suelo, luego de eso extendió su mano al rey guerrero ofreciéndole la paz. El rey guerrero levanto su espada al sol y de la misma forma la enterró en el suelo. Luego extendió la mano a su semejante pero él no cedió ante la paz.
                — Tu pueblo ah sido el centro de burlas y humillaciones, ha caído en infortunios y dolores, malestares desmedidos de los cuales cualquier otro pueblo hubiera cedido. No entiendo sus razones y ahora que las eh escuchado me parecen lamentables, no entiendo lo que buscan y su paraíso está más lejos de lo que parece, por que se que afuera no hay otra cosa que arena e incertidumbre. Yo soy generoso, les extiendo la mano y les doy mi caridad, les ofrezco mi reino y mi ciudad ¡para que tú poblar y el mío se regocije en una gloria que nos pertenecerá a todos!
Y el rey sin pueblo soltó su mano y recogió su cuchillo de la arena, luego lo guardo en su bolsillo.
                — De ser así te pido entonces que te apartes de nuestro camino, el resto dependerá de nosotros como siempre lo fue.
El rey guerrero recogió su espada del suelo y le apunto al rey sin pueblo.
                — Tus exigencias no me parecen coherentes, ahora mismo mi pueblo se dirige a la guerra y por mera fortuna me encuentro con tu pueblo que también ha sido víctima de las burlas que otros se han atrevido a lanzar contra los míos, marginados y vagabundos albergo y ahora que tenemos la fuerza de los dioses, nosotros, el pueblo que ha sido abandonado tomara por su cuenta lo que se les fue negado, juntos nosotros conquistaremos el mundo y si tu pueblo se nos uniera seriamos invencibles, por eso te extiendo la mano, oh rey sin pueblo, porque ambos conocemos las desgracias de la naturaleza humana, por eso mismo levanto ahora mi corazón ante dios y de rodillas te pido, oh rey sin pueblo, que juntos tomemos lo que nos pertenece para que así al fin seamos dueños de nuestro propio destino.
Y el inmenso guerrero se postro ante el rey sin pueblo y de rodillas extendió su mano.
Y el rey sin pueblo no respondió su gesto.
                — Tentadora es tu oferta, pero me dirijo a ti, de la misma forma con la que tú ahora lo haces, yo soy el Pastor del pueblo que jamás se detiene, y ahora mismo comparto con todos los míos las mismas ideas con las que empezamos esta odisea y como te lo dije antes, mi pueblo no se detendrá hasta encontrar el paraíso que se nos fue prometido, así que con mi mas grandes condolencias y el dolor que soportare por negarme un amigo como tú, te pido que te apartes del camino porque lo que buscamos nos supera a nosotros y también te supera a ti.
Con recelo y frustración el rey guerrero se levanto y tomo su espada del suelo, apuntando al rey sin pueblo advirtió.
— De aquí en adelante las tierras que acontecen son mías, nadie pasa si no es como amigo o enemigo, y si rechazas mi generosidad, cuando tú y tu pueblo atraviesen esta línea serán como enemigos.
Y el rey guerrero dibujo una línea en la arena usando su espada y toda la gente observo, y todos temblaron por esta acción, y dios solo observo.
El rey sin pueblo, levanto su voluntad en contra de quien ahora se proclamaba su enemigo, saco su cuchillo y lo levanto al sol, su dios, y con valor grito a los cuatro vientos y su pueblo lo escucho, apartaron a los niños y todos corrieron a la muerte que enfrente les veía.
El rey guerreo levanto su espada igual de valiente que el rey sin pueblo y su gente también le escucho y todos corrieron ante la guerra, la muerte que les vio.
Todos ellos que portaban armas corrían decididos a matar en nombre de su pueblo, su fuerza venia de su ira con la que deseaban robar, veían frente a ellos a al pueblo enemigo no por que fueran verdaderos enemigos, sino por que como un obstáculo ellos le negaban su ayuda, cruelmente dejaban de verlos como sus semejantes y sin dudarlo los convertían en los autores de sus desgracias, entonces ellos corrían con fuerza y coraje, un coraje aplastante con el que sus espadas se cargaban de una fuerza inhumana con la que decididos a combatir gritaban el nombre de su pueblo engrandeciéndolo sin límite alguno, porque para ellos solo existía un camino que les llevaría a la gloria, vivas como la violencia con la que encarnando su odio reflejaban brutalmente. Y cada uno de ellos cargando en su espada ese incontenible azote gritaba guerra, solo porque sus enemigos como obstáculos les impedían la victoria y solo por eso ese azote caería ante ellos.
Y ese pueblo, el pueblo sin nombre, el pueblo sin rey ni rumbo, aquel pueblo que fue humillado ante todas barbaries por pueblos engrandecidos también corría a la muerte, gritaban en nombre de su razón y con coraje mostraban que lo que ellos creían también era una realidad, eran sueños que lejanos y aun que imposibles ellos creían porque eso era lo único que les quedaba. Hubieron pasado por tragedias tan desagradables que cualquiera hubiera cedido, pero ellos creían en su paraíso y era lo único que de verdad les movía, por eso gritaban ahora y corrían a una batalla que seguramente no ganarían, porque qué  hombre no mata por una idea que es su todo para él, que es lo único por que vive y su propósito existencial, un futuro suena prometedor pero un futuro incierto, una pequeña posibilidad parecía inútil, pero aun con eso, su fe en ese paraíso les hacia corre hacia adelante, sin armas ni fuerza, solo su voluntad.
Ambos reyes que enfrente cabalgaban contra corrientes comprendían sus ideales, cada uno corrió contra su enemigo, llenos de esa fuerza que cada uno le llenaba el alma y les daba sentido al seguir su camino.
El rey más joven, el rey sin pueblo que solo portaba un cuchillo se lanzo contra el inmenso guerrero apuntándole a su hombro izquierdo, el rey más grande de inmediato se movió y sin apenas esfuerzo lo esquivo, el rey más joven cayo con un golpe en la espalda que el rey más viejo le propicio luego de su precipitado ataque. Cayo en el suelo y su boca se lleno de sangre por la fuerza que el rey más grande tenia.
                — Y con esa fuerza te atreves a desafiarme. No eres nada rey sin pueblo, no puedes ni acertarme un golpe y ya estas sangrando. Tu orgullo te llena de desgracias y mira ahora lo que ha causado.
Y el Rey sin pueblo levanto su mirada del suelo y miro a su al redor. Su pueblo combatía feroz mente contra todos esos hombres que con armas los mutilaban, gritaban al cielo y su fin parecía próximo, pero ellos no se rendían y con la misma voluntad con la que se lanzaron a la muerte peleaban, ellos peleaban con esa fiereza latente y fugas que aun sin entenderlo los hacía fuertes.
Los mismo hombres contra los que peleaban eran acribillados con piedras y puños, hombres y mujeres eran asesinados pero también desataban su fuerza contra los mismo que les asesinaban, y entre sangre y peleas la muerte se hacía presente, destripando a hombres y mujeres con filosas espadas, noqueando a otros con piedras y bastones, y atravesando a el resto como peces entre lanzas. Los hombres con armas que caían terminaban cediendo sus armas y muchas de estas eran recogidas por el pueblo que no se detiene y con apenas fuerza ellos volvían a asesinar al otro pueblo, y esto se repetía sin parar, dejando el suelo lleno de hombres y mujeres.
                — Tu pueblo muere y no podrás hacer nada para salvarlos.
El rey guerrero sostuvo la cabeza del rey sin pueblo y le mostro como todos eran masacrados, como en la batalla el fin de su odisea dio lugar al principio de una nueva historia, y el rey sin pueblo lloro, aquel apodado pastor vertió sus lagrimas de dolientes fuerzas en la arena seca del desierto donde jamás fueron vistas otra vez. Luego de eso, el pueblo que no se detiene murió, aun con su voluntad sus muertes fueron inminentes, aun cuando ellos lograron luchar con tal voluntad por su gran existir no fue suficiente y el último hombre del pueblo que no se detiene miro las desgracias que la maldad de un dios permitió, y aun con lagrimas sus últimas palabras fueron oídas por todos quienes cerca de él se encontraban.
                — El paraíso existe. Se que el paraíso existe, pero está lejos de nuestros ojos, yo soy el pastor que los guiaba pero fui ciego y ahora sufro mis desgracias por lo que mi arrogancia trajo, pero algún dia, un hombre encontrara el paraíso, una ciudad en la que habrá paz y nadie sufrirá mas, donde la libertad existirá para cada uno de nosotros y será nuestra, y cada uno tendrá la felicidad y dolor será calmado apenas nazca. Sé que el paraíso existe y algún dia un hombre lo encontrara, y nuestros hijos lo gozaran y se regocijaran en esa abundancia que nos pertenecerá a todos.
Y el rey guerreo le vio con tristeza, y con su espada le atravesó el pecho, parando su corazón y jamás volvió a latir como alguna vez lo hizo, pero aun con eso su espirito no murió.
                — No te olvidare amigo, en cualquier otro lugar habríamos sido colegas, pero el destino y dios nos puso en contra, ahora muere y descansa, porque ese paraíso que deseabas será verdad, porque yo lo construiré de las cenizas que queden de los reinos que con tiranía nos oprimen.
Y levanto su espada con una gran voluntad y el cielo lo miro, y junto con cien hombres mas ellos caminaron a la guerra.
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Si esperan un anuncio largo no lo habrá jaja pronto escribiré una nueva historia de body swap  asi qeu atentos amigos.

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