
En un lugar más allá del tiempo, en un bosque más allá de lo
que ha tocado el hombre, bajo de varias lunas las personas habitan una pequeña
aldea escondida entre bosques de cristal, un lugar en donde los niños juegan
con rubíes, la madres se adornan con esmeraldas, los arboles brillan tanto como
diamantes y el sol nunca llega sin importar que tanto lo esperen.
Cerca del
final de los tiempos un niño pequeño esperaba a su madre, la aldea destruida
después de un gran cataclismo que la tierra provoco, dejo a todos en un hoyo
del que nunca saldrán. La tierra temblaba con temor de lo que contemplaba, el
fin estaba cerca mientras el niño seguía buscando con desespero a su madre, en
lo poco que quedaba de la aldea no se mostro ningún rastro de vida, el niño
cansado de mirar ahí entro a los bosques que poco le ayudarían a sobrevivir a
lo que venía, la oscuridad llevaba al niño hasta el fondo de donde podría
mirar, los cristales brillaban con una extraña luz, en el fondo tenía miedo de
que muriera todo y el quedara solo, por eso buscaba a su madre, le prometió
volver sin importar que la detuviera, camino varios kilómetros hasta encontrar
un árbol con un hueco muy grande en el centro, su pequeño tamaño le permitió
entrar y recostarse para protegerse de los terremotos mientras dormía, el árbol
era muy grande, tanto que podría ser su casa, cerro lo ojos para ya no pensar
más en lo que vendría, el fin se acercaba, en la mente se repetía sin parar
estando apunto de dormir, su madre le solía cantar una canción antes de
acostarse, era una canción que le gustaba oír siempre, le ayudaba a dormir
cuando no podía, “en tiempos difíciles, cuando no puedas mas, escucha a tu
corazón, el siempre te ayudara” sin creerlo escuchaba a su madre cantándola,
tan claro como si la tuviera frente a él, desde donde quiera que estuviera ella
lo cuidaba, en el hueco del árbol los cristales brillaban como nunca antes, los
sueños del niño los hacían crecer, en el hueco los cristales lo protegían, los
peligros del mas allá nunca lo tocarían, nunca más. En aquel sueño, el niño se
veía en su casa, su madre le preparaba la comida como lo hacía cada mañana una
luz fuera de su casa brillaba más intenso que cualquier cristal que hubiera
visto antes, su madre lo jalaba del brazo para ver esa gran luz del cielo, era
un cristal hermoso mejor que cualquier cosa que conociera o que no conociera,
la voz de su madre cantaba esa bella canción, le encantaba oírla, ella le
extendió su mano para que juntos fueran a esa luz, el niño la vio con tristeza
al notar lo que pasaba, la abrazo una última vez antes de darse la vuelta y
perderse en la oscuridad del vacío, no pudo asegurarse de cuánto tiempo paso
caminando, ni tampoco sabía a dónde se dirigía solo pudo pensar en seguir y
seguir y seguir, al final el pequeño se canso luego de caminar tanto sin rumbo
alguno, el cayó al suelo postrándose en cuatro, devastado lloro, no sabía por
qué lo hacía, la oscuridad se apodero de él, la soledad lo consumió por dentro,
el tiempo se fragmento, tal cual cristal que se rompía, nada mas importaba ya,
el fin de los tiempos lo consumió todo, el todo era nada y la nada lo era todo,
un final que nadie pudo evitar.
Eh aqui uno de mis relatos cortos sin tg, esta vez quise compartirlo aquí por qeu me gusto mucho como quedo xD espero le guste y porfa dejen su like en la pagina principal uwu.
